viernes, 13 de marzo de 2015

Ciclocross Tabor 2015: La rabia de los segundones

El 31 de enero de 2015, a las 14:00, Sanne Cant era una ciclista confiada en sus posibilidades. Tras hacer la mejor temporada de su carrera, en la que se había impuesto en la Copa del Mundo, en el Campeonato de Bélgica y en el Campeonato de Europa, partía en la parrilla de salida del mundial femenino de ciclocross con ambición, siendo consciente de que estaba ante una gran oportunidad de colgarse una medalla de la que solo había disfrutado en una ocasión con anterioridad, concretamente en 2012.

24 horas después, el 1 de febrero, Wout Van Aert salía con la misma confianza en sus posibilidades. Pese a tener tan solo 20 años y, por tanto, corresponderle aún la categoría Sub-23, había tenido una temporada sensacional en sus participaciones en carreras élite, consiguiendo numerosas victorias. Es más, muchos le nombraban como el corredor más fuerte del año y le otorgaban el cartel de favorito para el mundial, pese a su bisoñez.

Al terminar ambas carreras, tanto Sanne como Wout se colgaban en sus hombros sendas medallas de plata, tras completar grandes carreras, obteniendo sus mejores resultados en un mundial absoluto (en el caso de Van Aert era su estreno). A pesar de ello, ambos sentían una mezcla de enfado, cabreo y decepción que les comía por dentro. Para los dos, no quedaba otra sensación en su interior que la de la rabia de los segundones.

© Graham Watson
Cant, junto con Pauline Ferrand-Prevot, había sido la más fuerte de la carrera femenina. Había comandado el grupo perseguidor durante buena parte de la prueba, había perseguido a Ferrand-Prevot cuando la francesa intentó escaparse en solitario, incluso había intentado atacarla cuando llegó a su altura. Fue en vano, en las últimas curvas Pauline consiguió una ligerísima ventaja que el sprint final de la belga no pudo neutralizar: se quedó corta por escasos metros. A pesar de ello, había superado claramente a favoritas como Katherine Nash (que corría como local) o la mítica Marianne Voss (eso sí, mermada por una lesión sufrida los día anteriores).

© Tim de Waele
Van Aert también era considerado el más fuerte de la carrera masculina junto a Mathieu van der Poel. Su némesis, apenas unos meses más joven, pero con un potencial tan o más grande que Wout en el ciclocross. De hecho, acababa de proclamarse el campeón del mundo de ciclocross más joven de la historia, tras una carrera plena de valentía y fuerza, escapado desde el inicio. Por contra, Van Aert había ido toda la carrera a remolque, debido a los múltiples incidentes que sufrió: todo empezó con una salida de cadena a punto de terminar la primera vuelta, cuando perseguía al lider, Van der Poel, prácticamente a su rueda. Ésta fue la primera clave de la carrera, ya que el holandés se sintió solo y decidió jugarse el todo por el todo, apretando para obtener la máxima ventaja. Por su parte, el belga pasaba por meta el cuarto a 12 segundos, y se veía obligado a comenzar su primera remontada.

Rápidamente alcanzaba a Pauwels y, con él a rueda, llegaba hasta Van del Poel para formar un trío cabecero. Pero a los pocos segundos volvía a sufrir otro problema con la bici. Éste ya sí que fue definitivo: Mathieu se escapaba por delante y ya nadie volvería a cogerle rueda en todo el día, mientras que Wout pasaba por meta ya muy descolgado del grupo de perseguidores (reducido a Pauwels, Van der Haar, Meeusen y Vantornout. Los 17 segundos que cedía empezaban a ser un serio problema. 29:02

La carrera femenina había seguidos en sus inicios unos pasos más "tradicionales", con alternativas entre las corredoras punteras, hasta que finalmente Lucie Chainel-Lefevre decidió endurecer la carrera. Por detrás había vigilancia entre Vos, Cant y las británicas Wyman y Harris, lo que permitió que antes de acabar la primera vuelta conectaran con el grupo que se acabaría jugando la carrera primero Ferrand-Prevot y posteriormente Katherine Nash.

En la carrera masculina, Van Aert inicia una nueva remontada que le lleva hasta el grupo perseguidor, del que marcha unos metros retrasado Vantornout. Tras superar a su espigado compatriota. Wout sufre un nuevo incidente: esta vez es una caída, en la que sale despedido de la bicicleta. Pierde mucho tiempo en recuperarse y volver a sentirse cómodo, tanto que durante esa vuelta tiene a muy poca distancia por detrás al grupo de Nys, que desde el principio había quedado descartado de la lucha por las medallas. Mientras tanto, por delante, Van der Poel sigue con una ventaja que aún no es tranquilizadora sobre sus perseguidores, que ya solo son Pauwels y Van der Haar, puesto que Meeusen también está empezando a ceder y Vantornout va haciendo la goma.

© Tom Prenen
Ferrand-Prevot se sentía fuerte, y fue acelerando hasta alcanzar a su compatriota, con lo que acabaron reagrupandose las dos francesas, Cant, Vos, Nash y Harris. A partir de aquí Pauline y Sanne jugaron al gato y al ratón entre ellas. La francesa mostraba su ambición atacando permanentemente y a la belga le tocaba perseguirla, tirando de un grupo perseguidor que cada vez se tensaba más. Primero cedió Chainel-Lefevre, mientras que Cant hacía un nuevo esfuerzo hasta enganchar con la cabeza de carrera. Por detrás la holandesa, checa y británica se alternaban en la persecución. Pese a todo, no cedían definitivamente pero dejaban claro que estaban un punto por debajo de las dos más fuertes del día.

Van Aert pasa por meta a falta de 5 vueltas con 50 segundos de retraso sobre Van der Poel y 39 sobre Pauwels y Van der Haar. La victoria está perdida y el podio parece que también. Pero el joven belga, con el maillot roto debido a su caída, saca toda su rabia interior y empieza a apretar las piernas contra los pedales, intentando buscar el devastador ritmo que ha encontrado en determinados momentos de esta campaña. Mientras Mathieu por delante empieza a poner tierra de por medio, subiendo su ventaja hasta los 18 segundos sobre Pauwels y Van der Haar, Wout consigue ir recortando tiempo hasta dar caza al duo de Meeusen y Vantornout, tirar de ellos y, a falta de 3 vueltas, acabar soltándolos. En ese momento está a 35 segundos de Van der Poel, a 23 de Van der Haar, que ha soltado a Pauwels y se va en busca de su compatriota y a 19 del primer corredor belga hasta ese momento, que empieza a acusar el esfuerzo de perseguir el ritmo brutal de Mathieu. Una vuelta después, el encendido Van Aert ha reducido a cenizas la ventaja que le llevaba Pauwels, le ha adelantado y todo el mundo sabe que en breve le va a dejar tirado. Tras una fantástica remontada tiene el podio en el bolsillo pero, ¿conseguirá algo más? Solo le quedan 2 vueltas para reducir los 28 segundos que le lleva Van der Poel y los 18 que le lleva Van der Haar, que está viendo que no puede acercarse lo suficiente a la cabeza de carrera...

© Mike Albright
Poco antes de terminar la penúltima vuelta Cant lanzaba un ataque que le daba unos segundos de ventaja, pero la fuerza de Ferrand-Prevot y el tiempo que la francesa recortaba en las curvas más cerradas hacían que al empezar la última vuelta ambas volvieran a rodar juntas. En este último giro, pleno de tensión y de alternativas, la francesa consiguió mantener a raya a la belga, confiando en su mejor sprint. Incluso, en los últimos 500 metros despegó un poco a Cant, pero la última curva propició que Sanne entrara en la recta decisiva a rueda de Pauline. Fue un sprint largo, de casi 15 segundos, en el que la belga fue recortando centímetros a la francesa y poniéndose a su altura, hasta que...

En la persecución de Van Aert, Pauwels no dura apenas nada a su rueda. Cuando se cumple la hora de carrera, los ciclistas afrontan la última vuelta, con Van der Poel casi campeón, puesto que Van der Haar se mantiene a 11 segundos de él. Van Aert pasa a 21 de la cabeza, por lo que está claro que no tiene terreno suficiente para llegar hasta Mathieu. Pero se sigue sintiendo fuerte y continúa acelerando, mientras que Van der Haar acusa cada vez más el cansancio. Pese a contar con 10 segundos de ventaja, la presión del belga sobre él es agobiante, hasta que llegando a las últimas curvas consigue contactar. Mientras por delante Van der Poel entra en meta entre lágrimas después de la victoria histórica que ha conseguido, por detrás Van Aert arrebata el segundo puesto a Van der Haar en la última curva y mantiene la posición en el sprint final, posiblemente el arma más mortífera del holandés. Pero en una carrera tan al límite se acaban imponiendo las fuerzas del belga, que entra en meta lanzando el puño al aire en señal de rabia y enfado.

© Michal Svacek
El mismo gesto lo había realizado 24 horas antes Sanne Cant, tras perder el apretado sprint contra Pauline Ferrand-Prevot. La medalla de plata era especialmente dolorosa por lo cerca que había estado del oro y por la magnífica oportunidad que había perdido de conquistar la carrera más importante del año en la especialidad, tras haber firmado una brillante temporada. Por detrás, Marianne Vos conseguía la medalla de bronce gracias a una caída de Nash en los últimos metros. Para la holandesa un podio, tras 7 medallas de oro, no tiene un gran significado en si mismo, pero el hecho de llegar a la carrera mermada de fuerzas realza el pundonor que demostró durante todo el día.

Tanto Sanne como Wout habían repetido el mismo gesto al entrar en meta. Si bien las circunstancias eran distintas, puesto que una acababa de perder un sprint y el otro acababa de ganarlo, ambos sentían que habían dejado escapar la oportunidad, que pese a haber hecho una gran carrera no se llevaban el premio soñado y que, en esta ocasión, alguien les había arrebatado la gloria que estaban preparados para recibir. En resumen, y al menos por un día, sentían la rabia de los segundones.
© brakethroughmedia.com

© Mike Albright